Una vez conocí a un loco en un bar que echaba pestes de los viajes en
el tiempo. Decía que las agencias, que el gobierno, no contaban toda la verdad,
que había ocasiones en las que “algo” salía mal. Que había gente que
desaparecía para nunca ser vista.
-¿Lista cariño? ¡Nos lo vamos a
pasar genial!
-No sé, cielo. Estoy aterrada. Ya
sabes que alguna clase de depredador le arranco la pierna a Martin durante su
viaje.
-Bah! La semana pasada hizo su
primera media maratón y ahora bromea diciendo que su pierna buena es la
cultivada in vitro. Hasta se plantea sustituir la otra por una con el menisco
en buen estado.
El tipo del bar… todos pensábamos que era un pobre diablo al que se la
había ido la cabeza, pero para cuando llegaron los de seguridad ya no estaba.
Como si hubiera desaparecido de golpe…
-Tranquila Kirsten, ¿Ves a ese
viejales de ahí? ¿Al que el “musculitos” le lleva el petate? Es ni más ni menos
que el Dr. Brown, experto en física temporal. Uno de los jodidos padres de las
maquinas de desplazamiento espacio-temporal.
-Llevamos compañeros de lujo,
cariño, no hay nada de qué preocuparse. Y no te emociones tanto Marc, Susan va
a pensar que no has venido al viaje por ella, si no por el musculitos.
-Cierra el pico mamón, no soy yo
quien le chupo la p…
-Bienvenidos a viajes
travellsafe, soy Lidia, y seré vuestra asesora temporal hasta el momento del
salto.
-¿Hay que saltar?
-Jajaja. No por supuesto que no,
es una expresión que usamos los viajeros en el tiempo, señorita Kirsten. Si los
cuatro son tan amables de venir por aquí, rellenaremos los formularios, los
seguros de viaje y os daré vuestras ¡cronopulseras!
Hay algo de lo que nos dijo que, sin embargo, me obsesiona. Dijo que
muchos decidían no regresar. Que la vida prediseñada y segura que tenemos aquí,
era una cárcel para la mente y los sentidos. Que aquí en el presente racional
donde, por fin se habían puesto fin al hambre, la pobreza, la guerra e incluso
a la misma muerte, la humanidad se había convertido en esclava de si misma y de
su tecnología.
-¿Quiénes son esos? ¿Por qué
llevan esas armas?
-Oh descuidad, es el equipo de
seguridad de travellsafe para safaris privados. Viajan a mitad del cretácico,
una época excitante, pero también llena de “emociones fuertes”.
-Pol, cielo, yo no estoy segura
de que esto sea buena idea…
-No tiene nada de qué
preocuparse, Kirsten… ¿La puedo tutear verdad? No tiene nada que temer, tan
solo procure no separarse de su cronopulsera de seguridad. Si se encuentra en
peligro pulse el código de viaje y será devuelta a nuestro tiempo “ipso facto”.
-Kirsten tiene razón y si me
encuentro indispuesta, inconsciente…
-No se preocupe, Susan. Está todo
pensado. La cronopulsera está programada para, en caso de detectar que
bajan las constantes vitales del viajero
en el tiempo, devolverle automáticamente al presente, donde un equipo trauma la
estará esperando. El 99,99% de nuestros clientes vuelven si un rasguño.
Recuerdo las cicatrices que le surcaban los brazos y el rostro… En
aquel momento todos pensamos que el tipo se había auto mutilado o que había
tenido un accidente y era de esos raritos que nunca pasan por un bioescultor.
-Bueno todo eso está muy bien,
pero, cuando el señor Doctor… profesor Brown se digne a juntarse con nosotros,
a mi me gustaría que me explicase eso de que viajamos a universos paralelos y
de que nada de lo que hagamos va a cambiar nuestro presente…
-Ahh veo que han reconocido a su
compañero de aventuras, sin duda es todo un honor contar con él. Pero su viaje
no es por placer, va a tomar datos científicos para la universidad. No creo que
sus caminos se crucen.
-Pol, cielo, ¡Compórtate!
-No no, Pol se ha marcado un
tanto ahí. A mí también me interesa todo ese rollo de universos alternativos.
El loco, no sé por qué lo sigo llamando así, nos dijo que otro viajero
en el tiempo le había robado su cronopulsera al poco de llegar, que había
tardado años en conseguir una forma de volver a nuestro tiempo. Ya no hablaba
del presente como su tiempo… ni dijo como había conseguido regresar…
-Disculpe Lidia, ¿Encontraremos a
otros turistas? Nos han garantizado un entorno virgen y auténtico.
-Delo por garantizado, señor
Marc. Travellsafe le asegura que si no disfruta usted de una experiencia
totalmente salvaje y auténtica le devolvemos su dinero.
-Jeje, ¿Oíste? Así no nos
tropezaremos con las caquitas de los que estuvieron antes.
-Calla Pol, no seas guarro!
Jajaja.
-Guarrerías son las que te haré
yo cuando corramos desnudos por el pleistoceno.
-Calla, que te van a oír…
Recuerdo que procuré mantenerme al margen mientras Marc y Pol se reían
de él, me miraba como si me conociera, con mucha intensidad. Me extraño que me
susurrase: “Gracias” antes de que Susan me pidiese que la acompañase al baño.
-Bueno, aquí está el cuarteto
aventurero que estaba esperando. Veo que Lidia os ha puesto al día con todo,
que venís vestidos como auténticos robinsones y que tenéis la mirada de
Livingston, de Armstrong, de Ponce de León!
-Estimados viajeros, este fornido
caballero es Yuri Dossantos, será vuestro guía y experto en supervivencia
durante las próximas semanas.
-Jajaja, Lidia eres un amor.
Señores a continuación tocaría hacerles una charla de seguridad para calmar los
nervios, pero baste decir que me he tomado la libertad de revisar vuestros
petates y he añadido algunas cosillas que necesitaréis y sustraído otras que
eran absurdas.
-¿Cómo? ¿No habrá tocado mi enlace
óptico Nikon FDx-32k?
-Descuide Marc, señor Cortes, su
equipo multimedia está a salvo, pero el tiempo corre y hemos de aprovechar la
ventana espacio-temporal, síganme a la zona de salto, tendremos la charla de
seguridad sobre el terreno.
-Ohh chicos, ¡Allá vamos!
-Disfruten de su estancia en el
Tarantiense, señores. Os recogeré en 5 minutos en la sala de llegadas. Y
recuerden: no se traigan souvenirs vivos.
Pol, Susan, Marc y yo nos dimos la mano en el interior del gran
generador de fusión antes de entrar en la cámara de salto. Recuerdo que Pol me
toco el culo, que Marc abría y cerraba las manos compulsivamente, que Susan le
hacía ojitos a Yuri, que el musculitos del Dr. Brown me lanzó una mirada
inescrutable y que el Dr. Brown ignoró nuestra presencia hasta el último
momento.
Fue la última vez que vi a Susan…
Y fue la última vez que vi mi ropa y mi cronopulsera. Mi esfera
temporal apareció en el aire a unas decenas de metros sobre una laguna. El
impacto contra el agua me dejo semiinconsciente, no sé si salí del agua por mi
misma o alguien me ayudo.
Solo se, que cuando recuperé la consciencia estaba desnuda, acostada
sobre unas hierbas, manchada de tierra y barro, que sentía el calor de una
hoguera… Y que desde el otro lado de la hoguera me observaba el loco…
Kwentaro,
Diecisiete de noviembre del dos mil quince